sábado, 20 de octubre de 2012

Primer día

Lamentablemente no tengo fotos ahora para cargar. De todas formas, aprovecho para comentarles algunas desventuras.
Para empezar, fallaron los transportes hasta el aeropuerto. Con gato casi no llegamos porque los genios de la remisería enviaron un auto y no la kangoo. Los equipajes eran dos cajas de bicicleta (136x76x17cm), una cargada.
La General Paz traicionó a uno de loc muchachos y perdió el vuelo. Destaco la actitud del comandante del avión (Austral) y su tripulación (sobre todo de una asistente muy cordial), por hacer lo posible para que igual pueda embarcar.
Después, yo empecé mal. Cuando estaba inflando la rueda, rompo la boquilla presta. En cubierta de remplazo termina explotando uno de los parches. Sí, increible, pero en un lapzo de 10 minutos tenía inutilizadas 2 cámaras, mientras armaba la bocicleta...
No termina allí. Llegando a Esquel, muerdo el cordón de la ruta, golpeando las ruedas y el pedal izquierdo muy fuertemente. Terminé deformando la cubierta trasera... por tal motivo, tuvimos que buscar una bicicletería en esta ciudad, y como se hizo muy tarde, alojamiento.
Por otro lado, el paisaje es increíble. Realmente hermoso, y hacerlo en bicicleta te da otra perspectiva. Solo 20km, y lo que hemos disfrutado es indescriptible.
La ruta es peligrosa, pero tanto como lo esperaba. Lo simpático es que todos los choferes de transporte de carga (aka camioneros) nos saludan, muy interesante. Los vehículos particulares lo hacen en menor medida, pero sobresalen los imbéciles que circulan a velocidades peligrosas. La ruta es angosta y no tiene banquina...
La gente de Esquel es un lujo. El primero con el que interactué fue el bicicletero, quién corrigió en la medida delo posible la cámara. No me quiso cobrar, y como soy un rata, no le dejé ni propina. Ahora tengo cierto cargo de conciencia...
Luego, estábamos algo desorientados, y un hombre detuvo su auto y nos asistió con las indocaciones necesarias. Por último, para cenar, fuimos a la parrilla La Barra, donde la moza nos atendió maravillosamente, y la casa nos invitó una porción extra de cordero patagónico. Esquel, evidentemente, está para volver.
Mañana, si hay tiempo y voluntad, cargaremos las fotos. Nos esperan 75km hasta un camping libre en el parque los Alerces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario